18 abuelos de un geriátrico de Ostende enfermaron de Coronavirus, de los cuales media docena fallecieron, en una ciudad de poco más de 40.000 habitantes, y nadie dijo nada. Un verdadero escándalo y no fue noticia. Paralelamente, el intendente Martin Yeza, pugnaba por abrir el distrito habilitando actividades en medio de un brote epidemiológico, mientras el personal de Salud y de Seguridad, denunciaban falta de cuidado y abandono por parte del ejecutivo municipal. Tampoco nadie dijo nada. 

Sin embargo, vemos como la usurpación de una vivienda, es motivo de atención y alarma a través de los canales de noticias de mayor llegada en el país. El mediático intendente de Pinamar es consultado desde medios nacionales y la sensación que queda en la audiencia es que cualquiera puede usurpar una casa impunemente y la justicia y el gobierno, no hacen nada y alientan esa situación.

Crecen las usurpaciones, peligra la propiedad privada, dicen los zócalos de los canales de noticias, y entrevistan a un alegre intendente de Pinamar, que hasta el más inocedente se da cuenta de la intencionalidad de entrevistadores y entrevistado. Unos, conseguir rating a través de temas sensibles a la población, sin importar si se cae en muletillas falsas que meten miedo y muestran un país en absoluto deterioro, el otro, ganar popularidad para potenciar su campaña política en esta nueva etapa que comenzó para él, luego de reunirse con Macri rompiendo su cuarentena.

¿Pero que hay detrás de todo esto? La política señores, la política. Todo está atravesado por la política. La mentira circula como moneda corriente, y todos, salvo una rara excepción, son funcionales a eso dentro del andamiaje que sostiene el día a día de los medios masivos de comunicación. El tema es vender a cualquier costo y sostener temas instalados con intensiones políticas. Doble negocio. De esto son rehenes y cómplices productores, periodistas y técnicos, que se encuentran en la disyuntiva de acatar las normas y reglas establecidas o quedarse sin trabajo, con el consiguiente daño material para ellos y sus familias.

La verdad, es que usurpaciones existen desde siempre, terrenos o casas, que se dan en forma individual; y predios que se dan en forma colectiva, que muchas veces lejos de ser usurpaciones, son tomas de tierras en situación de abandono, por parte de gente que no tiene donde vivir. No se trata de justificar estas acciones, todo lo contrario, se trata de hacer un analisis objetivo, que desde la comunicación ayude a solucionar la problemática, y no, que la noticia sea un producto de venta.

La propiedad privada no está en riesgo en la Argentina, lo que está en riesgo es la convivencia social producto de que una ancha franja de la población no tiene vivienda y menos aún un horizonte alentador en sus vidas. 

Este es el verdadero problema en nuestro país, que no es el caso de los usurpadores de Cariló, que muy bien han sido desalojados de la vivienda, restituida ésta a sus legítimos dueños, y pesan sobre los delincuentes las respectivas causas penales por el delito.

Lo demas es pura sasara, como dicen ahora, con la clara intencionalidad de complicar aún más a un gobierno, que todos necesitamos que le vaya bien. 

Alejandro Lopez | Faro Noticias