IDA

Yo busco la luz en las tinieblas. El sol finito que nos acompaña, pero más allá. Luz oscuridad amanecer tiniebla, contradicciones poéticas. Prosa pro-rosa invadiendo la densa humedad invernal en la costa. Costa inflamable, o a veces muy poco para mi gusto. Nervios te conquistan más nervios. Planear en el llano, arriba es peligroso dulce verde cálido. Vamos a la plaza a leer con lluvia impenetrable imposible. ¿Qué es imposible si hay una palabra signo definitorio? Imposible, te escribo me siento me veo, te desnudo. Final primero antes del delirio colectivo individual yo todos yo nadie nunca fui parte tuya, lo sé, y lo siento. Influencias son Dios percepción de que nunca estoy ahí, siempre estoy encerrado en el infinito de mi jardín. Sos mi musa y lo sabés. Vos, la ida, definitivamente desaparecida menos para la cultura vasija del oráculo humano. Todo para vos, para mí casi nada, sólo dedos y muñeca moviéndose y ojos vigilantes, ojos policías vigilantes de la anarquía que me absorbe y me expone a Dios. Teólogo del Universo, es demasiado pero me gusta. Vivir y morir apretujados en la fiesta de la ciudad, comarca, tribu, civilización, fundamentalmente pueblo mío que nunca voy a abarcar en su totalidad. Así de grande, así de pequeños. Juguemos un partido, como cuando niños, todavía lo somos. Aprender todos los días divertirse morir respirar asfixiarse de las heces áureas de mi mundo.

Facundo Gauna

Para Alejandra Pizarnik