Hola Julio: mi primer pensamiento es recordar sobre mi mesita de luz, allá en mi casa de Wilde, el recorte de una foto tuya. Joven con el infaltable cigarrillo en los labios.
Mi primera lectura de tus libros, “Los premios”, luego fue una larga secuencia de cuentos, la famosa novela “Rayuela” que me hizo amar como vos lo hiciste a tu Paris, el de la bohemia y el jazz.

Tu dualidad increíble que nunca perdiste, escribir en argentino y tu amor por el francés.
Compartí con vos tu interés por las revoluciones cubana y nicaragüense, por esa ayuda y crítica constructiva que le hiciste a Fidel.
Tu veneración por ella, tu última compañera de la vida y la pasión: Carol.
Lamento que en tu última visita a Buenos Aires no pudiera encontrarme con vos y muchos no te hayamos podido ver.

Con que satisfacción me senté a tomar un café en el London cerca de la mesa en donde hay una placa con tu nombre en la que vos escribías.
Tengo un long play en donde relatas tus cuentos de cronopios y de famas, el del Torito, el boxeador que terminó después de tener gran fama, muriendo solo en un hospicio de Córdoba.
Amo tu figura, esa voz irredenta, esas erres arrastradas, tu inteligencia, tu humildad, tu sabiduría.
Cuando ande por París iré a visitar el lugar en donde descansas junto a  ella.

Amo esa ciudad, aunque nunca estuve allí, vos me la enseñaste.
Gracias Julio por hacer mis momentos más gratos y felices cuando tenía un libro tuyo en mis manos.
Hasta siempre amigo.

Ceci

Ceci, escritora costera, integra el Centro Cultural de Escritores de La Costa. En la foto, dejando su devolución en la muestra presentada por Vanina Carlomagno, acompañando la proyección de su video Oleaje, en el 1° Festival de Cine del Partido de La Costa organizado por Mar de Cine y Faro Noticias.