viernes 26 de abril de 2024 - Edición Nº1969

Cultura | 5 nov 2021

HOLISTICA

Legados de Buda: El Sendero de la Virtud

Por José María Caracuel, psicólogo holístico y terapeuta floral, para la columna holística de Faro Noticias.


El Dhammapada o Sendero de la virtud es una escritura sencilla pero fundamental del budismo, recopila  discursos atribuidos al Buda Gautama hacia 500 a.C. 

Contiene veintiséis capítulos:

I- Versos Paralelos: Contrasta lo bueno con lo malo y describe sus consecuencias: la alegría y la tristeza. Enfrenta la pureza, la moderación, la liberación del rencor y el pensamiento preciso frente a la corrupción, la envidia, el odio y la pereza.

II- El recogimiento interior: Describe las virtudes del auto control, de la verdad y de la realidad.

III- El pensamiento: Presenta la necesidad de la reflexión  evitando la fragmentación en pensamientos azarosos.

IV- Las flores: Es una alegoría acerca de nuestras relaciones, podemos vincularnos superficialmente o bien  utilizarlas constructivamente en su correcto valor.

V- El mentecato: Personaje ignorante, ambicioso, vanidoso y arrogante. No sólo se hacen daño a sí mismos sino también a los que los rodean.

VI- El sabio: Opuesto al mentecato, habla y vive la verdad. No los conmueven las opiniones de los demás, tienen la mente clara, son pacíficos, tienen principios, son independientes y libres de compulsiones.

VII- El venerable: Ha alcanzado la paz interior. No tiene penas, ni rutinas, ni agitación física o mental. Desapasionado, sereno, alcanza la liberación.

VIII- Los millares: Marca una distinción entre la cantidad y la calidad, oponiendo las actividades  y los objetivos superficiales a la valoración  profunda de las verdades perennes.

IX- El mal: Todo lo que hacemos, decimos y pensamos deja su impronta. Desde nuestro interior puede regresar en forma de recuerdo, desde el afuera vuelve en forma de Karma…, es inevitable que a las acciones malas sigan consecuencias indeseables.

X- La violencia: Refuerza el hábito de la compasión, pensando en los demás de la misma forma en que uno piensa de sí mismo. Se alientan los actos no violentos y protectores.

XI- La ancianidad: Reflexiona sobre el paso del tiempo, lo efímero  de la juventud. Lejos de un mensaje pesimista, son recomendaciones sobre la sobriedad y  la voluntad para evitar el último paso de esta encarnación sin haber vivido auténticamente.

XII- El sí mismo: El discípulo es completamente consciente de las consecuencias de sus actos y por ello se controla a sí mismo inteligentemente.

XIII- El mundo: Desarrolla la continuidad de la felicidad en esta vida y en el más allá como consecuencia de la de evolución espiritual.

XIV- Buda: Presenta  sus enseñanzas básicas: la libertad del iluminado, las cuatro verdades nobles, la noble óctuple vía, la paz y la libertad del nirvana.

XV- La felicidad: La felicidad que aquí vive el ser humano «sabio, pleno de visión interior, instruido,  noble». Es una imagen de la felicidad a la que se accede por  la liberación interior, libre de odios   y de miedos.

XVI- El placer: Perseguir obsesivamente el placer produce dolor. Tanto la obsesión por el placer  como la conducta egoísta que genera esa obsesión producen el sufrimiento.

XVII- La ira: Se describe una visión interior para  superar las irritaciones en uno mismo, e incluso en los demás, mediante la transformación del punto de vista y de la costumbre.

XVIII-  La impureza: Se describen las impurezas que hace falta eliminar para conseguir la paz interior, y aporta meditaciones para ayudar en ese proceso. Al concientizar la impureza, se pueden desarrollar de forma natural sus antídotos.

XIX- El justo: Se contrastan los méritos basados en apariencias superficiales y actuaciones convencionales con definiciones del mérito que se basan en las realidades internas.

XX- El sendero: Se presenta un modo de purificar el espíritu y lograr la paz interior, es una opción y una responsabilidad individual. No se propone el sendero mediante directivas sino mediante el propio reconocimiento de lo verdadero.

XXI- Miscelánea: Los conceptos tratados se refieren  a ver más allá de los placeres temporales y a mirar hacia la definitiva felicidad,  despertando el espíritu a la realidad.

XXII-  El infierno: Se presentan  actitudes y comportamientos  que conducen a los peores resultados. Esos caminos hacia el  infierno no se refieren sólo a las actitudes mundanas, sino también a las aptitudes sociales, políticas y religiosas superficiales y engañosas.

XXIII- El elefante: Aquel que ha conseguido el dominio de sí se asemeja a un elefante moderado, en tanto que el ser indisciplinado se asemeja a un elefante en celo. Se refuerzan los criterios para elegir  compañeros de camino.

XXIV- El anhelo: Se recapitulan los efectos destructivos y engañosos de los anhelos y los caprichos, contrastando sus efectos con la libertad que emana de la visión interior sosegada y desapasionada.

XXV-  El mendigo: En esa época la mendicidad alcanzaba a muchas personas, era una suerte de medio de vida. De ahí que Buda redefiniera al mendigo en función de sus cualidades espirituales más que en función de uso ritual.

XXVI-  El sacerdote: Buda redefinió el concepto sacerdotal basándolo no en una casta hereditaria sino en el cultivo de cualidades y del comportamiento, distinguiendo aquí cuidadosamente también la esencia de la realidad interior de las exhibiciones externas de piedad.

Este escrito  del Lejano Oriente data de aproximadamente unos 2500 años, y creería que los temas, los personajes, los pensamientos, sentimientos y procesos  sobre los que trata, no se diferencian demasiado de muchos aspectos de nuestra actualidad Occidental… Como resalta en su Capítulo VIII parecería que  RESALTA LA PROFUNDA VALORACIÓN DE LAS VERDADES PERENNES  SOBRE LAS ACTIVIDADES SUPERFICIALES.

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