jueves 28 de marzo de 2024 - Edición Nº1940

Cultura | 7 jul 2021

POR JOSE MARIA CARACUEL

El psicólogo holístico: un despertador de conciencias

Durante la segunda mitad del siglo XX surgieron nuevos enfoques de la psicología como consecuencia de la despersonalización a que reduce al ser humano el sistema neoliberal de la sociedad occidental: la competencia reemplaza a la solidaridad, la ambición de posesiones al saber y el consumismo a la sensibilidad.


En el marco de un régimen de distorsión de los valores humanísticos, una confusión fomentada por los medios del poder, las presiones, el estrés y el desamor surgen nuevos  enfoques que apuntan a restablecer los valores auténticos y solidarios del ser humano.

Así surgieron disciplinas tendientes a aliviar las consecuencias enfermizas que estas distorsiones producen en el sujeto: diversos tipos de autoayuda, terapia transaccional, técnicas de meditación, terapias alternativas, terapias de grupo,  etc. Cada una de ellas ofrece un espectro de posibilidades tan amplio como los conocimientos o deseos de sus apologistas; y por supuesto, como en casi todos los órdenes coexisten ideas sensatas y bien fundamentadas con otras poco serias y hasta perjudiciales para la salud psíquica, emocional y social de los individuos.

Entre las prácticas profesionales juiciosas surgieron nuevos enfoques psicológicos, médicos, y educativos, dentro de las cuales se encuentra la psicología holística, un medio para hacer crecer el potencial humano, un aprendizaje en el que la persona aprende a servirse de todos sus medios.  La psicología holística  es una disciplina basada en la libertad, la elección, el crecimiento personal y el desarrollo de la salud emocional y mental.

Si bien el término es relativamente nuevo,  su práctica se remonta  a pasados muy lejanos: la escucha atenta, el respeto por los sentimientos del otro, la ayuda a ampliar la sensibilidad y el pensamiento, entre otras habilidades, son prácticas que se desarrollan desde la antigüedad.

Muchísimas  personas se dedicaron a ayudar a otros  por medio de la reflexión, la trasmisión de conocimientos y el perfeccionamiento de las habilidades personales.

Podemos tomar a Sócrates como uno de sus más brillantes  cultores. Su método consistía en la escucha atenta seguida de la indagación a su interlocutor, de forma tal que éste presentara sus propios argumentos; así, iba incorporando nuevos conceptos, ampliando sus puntos de vista, en fin,  transformándose en una persona algo más sabia y por lo tanto más feliz.

Tomemos como ejemplo a un docente que enseña escritura a niños, está trasmitiendo un conocimiento que enriquecerá sus vidas.  El docente no sólo brinda al niño el conocimiento del lenguaje, sino que lo desarrolla en la práctica, lo ejercita, lo corrige, en fin, lo acompaña en todo el proceso. Con el correr de los años los alumnos olvidarán los detalles del aprendizaje, ejercicios, palotes, deletreos, etc., hasta puede que se olviden del maestro; pero el capital de leer y escribir les es propio para siempre en su beneficio.

De la misma forma el psicólogo holístico  no se dedica sólo a hacer interpretaciones o análisis, ni a dar consejos, sino que establece una relación en la que  impulsa un cambio desde lo negativo hacia lo positivo. Participa en la elaboración de conceptos que hacen más grata la vida cotidiana, escucha, orienta, contiene, auxilia en un marco más allá del consultorio o del esquema institucional.

Se debe ser muy cuidadoso ya que es fácil confundir este enfoque y reducirlo a una mezcla de emociones, creencias, actitudes,  y conclusiones apresuradas. Por estos motivos, es que la formación del psicólogo holístico es una actividad muy seria y cuidadosa.  

Cada ser humano es una individualidad diferente a todos los demás; el psicólogo holístico identifica los atributos particulares de cada uno, los rasgos en los que puede trabajar para disminuir las confusiones y problemas; y ampliar el crecimiento individual.

La perspectiva de la psicología holística surgió de una fascinante conjunción de la triple constitución humana (cuerpo, mente y espíritu), el análisis crítico de la sociedad occidental contemporánea y  la psicología transpersonal.

Cada individuo llega a la psicología holística con sus  intereses, ideas, recuerdos y sentimientos, la tarea del profesional es escucharlos y ayudarlos a escuchar, no se trata de trasladar ciertos conocimientos y habilidades al consultante; sino de ayudarlo a hacer la elección de adquirir conocimientos, apoyarlo para adquirir ese saber y utilizarlo para afirmar su personalidad.

Podemos terminar estos conceptos con un pensamiento de Sócrates, a quien mencionamos como un antiguo practicante de esta disciplina:

 

“Quien enseña debe ser un despertador de conciencias y no un proveedor de conocimientos”

José María Caracuel, licenciado en química, escritor, psicólogo holístico y terapeuta floral

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