

El aire huele a papel antiguo y a entusiasmo renovado en el Centro Cultural de San Clemente del Tuyú. Allí, en las aulas 4 y 5, vuelve a tomar forma la primera biblioteca del pueblo: la Biblioteca Juan Salvador Gaviota. Y no lo hace sola, sino arropada por un entramado comunitario que une generaciones, localidades y memorias.
María Cañaveri, coordinadora del Punto Joven en el Centro Cultural, es una de las impulsoras de esta nueva etapa:
“En este momento estamos limpiando libro por libro de la Biblioteca Juan Salvador Gaviota, que fue la primera biblioteca de nuestro pueblo. Ya la trasladamos, ahora estamos en la etapa de la limpieza y luego va a ser el armado.”
La imagen es potente: decenas de personas, jóvenes del programa Envión, vecinos del barrio y trabajadores culturales de distintas localidades —Mar de Ajó, San Bernardo, Santa Teresita, Las Toninas—, dedicando horas a rescatar lo que alguna vez fue el corazón literario de San Clemente del Tuyú.
“Entre las diez de la mañana y las diez de la noche estamos a pleno con la limpieza”, cuenta María. “Estamos recibiendo ayuda de una gran cantidad de compañeros de toda la costa, de la Secretaría de Educación, que se pusieron la camiseta.”
En una época donde todo parece urgente y desechable, detenerse a limpiar uno a uno los libros de una biblioteca olvidada no es solo un acto técnico: es un gesto político, cultural y profundamente humano.
La biblioteca funcionará de manera permanente en el Centro Cultural, espacio cargado de simbolismo por su rol activo en la vida comunitaria de San Clemente:
“Va a estar instalada acá, en el Centro Cultural, en lo que es nuestra Aula 4 y 5. Ese va a ser el espacio”, confirma Cañaveri.
Después de la limpieza llegará la etapa de clasificación y ordenamiento, tarea que estará guiada por Guillermo Silva Ira, bibliotecario del equipo. ¿Y después? La esperanza es que los libros vuelvan a circular, a inspirar, a conectar generaciones.
“Esto es muy importante para nosotros como comunidad, porque estamos rescatando parte de nuestra historia”, afirma María con convicción. “La estamos poniendo en valor con la ayuda de todos nuestros compañeros de toda la costa.”
Este renacimiento de la Biblioteca Juan Salvador Gaviota no es solo una recuperación patrimonial. Es una reafirmación de la identidad costera, una muestra de que la memoria colectiva puede reconstruirse desde abajo, con manos dispuestas y corazones comprometidos.
“Todos somos el mismo municipio”, resume María, “y esto también recrea la solidaridad entre las localidades.”
En tiempos fragmentados, San Clemente da una lección simple y poderosa: cuando el patrimonio se cuida entre todos, vuelve a latir.