María Luisa Falcón, referente de la  "agrupación barrial Somos Andando", detalló a Faro Noticias: “Esta movida la estamos pensando hace varias semanas. Ayer hicimos la segunda entrega de leña en la plaza frente al comunitario”.

Agregó que “hicimos una presentación ante la delegada y las autoridades municipales para articular la entrega por la época de poda, viendo la necesidad que está atravesando nuestro barrio y la comunidad en general en el aspecto socioeconómico. Sobre todo, porque muchas veces no se puede comprar la garrafa para cocinar. Por eso, hicimos la presentación para tener un acopio semanal en la plaza y poder acompañar a las familias que están pasando esas necesidades”.

“Son varias las familias que se asisten hasta el momento. Esta es la segunda entrega, y lo que se hace es traer la leña con el tractor, hacer el acopio semanal en la plaza, y luego, el listado de vecinos que relevamos viene a retirar su leña”, añadió Falcón.

“Estamos también abocados a organizar un merendero para acompañar toda esta situación en lo posible. Además, estamos asistiendo con ropa, calzado, abrigo y, en varias situaciones, también con medicamentos en nuestra comunidad. Es eso puntualmente. Estamos organizándonos, tratando de estar cerca de las necesidades de nuestros vecinos y vecinas porque lo que tenemos claro es que la construcción de lo colectivo es lo que acompaña a la humanidad en esta situación tan difícil que viven nuestras comunidades”, finalizó María Luisa Falcón.

La iniciativa de la Agrupación Somos Andando en el Barrio Juan XXIII es un claro ejemplo de cómo la solidaridad y el compromiso comunitario pueden marcar la diferencia en tiempos de dificultad. En un contexto socioeconómico adverso, donde muchas familias enfrentan la imposibilidad de cubrir necesidades básicas como la calefacción y la alimentación, la entrega de leña y la organización de merenderos demuestran la importancia del trabajo colectivo y el apoyo mutuo.

María Luisa Falcón y su equipo no solo proveen recursos materiales, sino que también fortalecen el tejido social, recordándonos que en la unión y la cooperación reside nuestra mayor fortaleza. La capacidad de una comunidad para movilizarse y atender las necesidades de sus miembros más vulnerables subraya un principio fundamental: la construcción de lo colectivo es esencial para enfrentar y superar las adversidades. En tiempos difíciles, el valor de la empatía y la acción conjunta se convierte en un faro de esperanza y humanidad.