Haciendo frente a las olas está él, con sus crujientes maderas.
Imponente contra el viento, en el tranquilo pueblo costero de Mar Del Tuyu. 
Se alza majestuoso adentrándose en el mar,
Es testigo silencioso de incontables historias, Cada tabla de madera gastada por el salitre, como también las barandas oxidadas cuentan relatos de pescadores que regresan con sus redes completas,
De parejas caminando al atardecer jurándose amor,
De niños que lanzan al aire sus carcajadas de asombro, cuando las olas rompen en los tirantes de quebrachos plantados, 
En la brisa se percibe el aroma fresco del océano, mientras las gaviotas revolotean en busca de su próximo bocado.
Los colores van cambiando con el paso de las horas, tiñiendo el horizonte de tonos cálidos del atardecer, que bañan al muelle con una luz dorada, 
Cada paso por las tablas viejas se oye el eco de historias pasadas.
Las gigantes olas besan Y besan los pilares inmóviles que sostienen ese cuerpo aventurado. Desde lo alto del muelle, se puede contemplar la inmensidad azul hasta donde la mirada alcanza, que te invita a soñar despierto.

Mi muelle de Mar Del Tuyu es el refugio de los que buscan paz, de los que desahogan  tristeza y pueden recordar a los que ya no están.       
   

Maria de los Angeles Ibarra 
 Abril/24