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Cultura | 4 nov 2021

MUJER

Victoria Ocampo, una mujer sin fronteras.

Boca de muñeca, y alma transgresora, Victoria Ocampo fue una mujer de letras, escritora, editora, fundadora de la Revista Sur, promotora por sobre todas las cosas de llevar a la mujer hacia vuelos insospechados para la época, pero que sin duda, trascendió todo tiempo y llegó hasta nuestros días, como una moneda de oro, siempre vigente.


Por Sol Mazur

Devota inspiradora en pos de fomentar la cultura y libertad sin límites en la sociedad de su tiempo, se ha convertido sin duda en protagonista y referente del siglo XX.

Nació en el año 1890, y fue la mayor de 5 hermanas, entre ellas, la misteriosa Silvina Ocampo, otra de nuestras escritoras que sin duda merece un artículo especialmente para ella.

Victoria se educó mediante institutrices en la mansión Villa Ocampo, mansión que la vio crecer ya que allí también vivió. Ubicada en San Isidro, en donde al día de hoy se puede visitar y disfrutar de una guiada histórica que más que guiada, es un viaje en el tiempo en suelos donde alguna vez han dejado huella escritores como Julio Cortázar, Jorge Luis Borges, Bioy Casares, Silvina Ocampo. Grupo de como me gusta llamar, héroes literarios que te hacen sentir que la vida es mucho más vasta y profunda que cualquier cotidianeidad de nuestros días.

Políglota, ávida lectora y viajera desde pequeña,  signos que sin duda marcaron una bisagra; entre la niña de hogar nacida para convertirse en la mejor esposa, propio de la época, y la mujer de mundo de la que ya comenzaba a gestarse, producto de esa mirada que tuvo la oportunidad de forjar. Algo que sin duda puede percibirse en la inmensidad de sus escritos; Pasión, fuerza, y sobretodo, visión.

Luego de recorrer Europa, conocer y afianzar amistades con múltiples artistas de la enigmática década de los 20, Victoria manifestó un profundo deseo de convertirse en actriz; deseo que su padre, Manuel Ocampo, no dejó ver la luz, lo que hizo que Victoria se vuelque finalmente al universo literario, para nunca abandonarlo.

Tal es así, que en el año 1920, publicó su primer artículo en el diario La Nación, bajo el título de "Babel", sobre La Divina Comedia, de Dante Alighieri. 4 años más tarde, el mundo conocería lo que fuese su primer libro; De Francesca a Beatriz, en la Revista Occidente. Momento en el cual su nombre no pasaba desapercibido entre colegas.

Con el espíritu intrépido y convicción inamovible, algo que la caracterizó desde siempre, creó junto a escritores como Waldo Frank, José Ortega y Gasset, y Eduardo Mallea, en el año 1931, la Revista Sur, abrazando el objetivo de que más autores nacionales sean parte del maravilloso mundo literario que comenzaba a propiciarse. También, para darle voz a escritores extranjeros con el fin de ampliar aún más la visión y cultura de nuestro país.

Entre los miembros del consejo de redacción, se encontraban nada menos que Borges, Bioy, Prebisch. La revista trascendió inmediatamente fronteras debido a su gran éxito, y llegó a comercializarse en Paris y Madrid. Y con el correr de los años, tuvo colaboradores dignos de ser llamados grandes, tales como Thomas Mann, Henry Miller, Gabriela Mistral, Ernesto Sábato, entre otros.

 

 

En el año 1933, Victoria, sin dormirse en ningún laurel literario, fue por más y creó la famosa Editorial Sur. Para dar a conocer autores extranjeros, entre quienes se destacaron nada menos que Sartre, Jung, y Lorca. Proyecto impensado para la imagen que se tenía de la mujer en tales años.

Retomando su arduo pasaje por luchas a favor de la liberación de la mujer, no escatimó ni un solo día en propulsar un cambio de raíz en pos de solidificar su rol, impulsando a las mujeres a que puedan tomar las riendas de sus vidas y alzar la voz con coraje frente a diversas injusticias, apuntando a violencias domésticas tan naturalizadas por todos. Sabiendo que de lo contrario, el silencio sólo podría perpetuar nada menos que el sufrimiento y la cárcel sin rejas en el alma de una mujer.

En una de sus conferencias, Victoria proclamó; “Nuestras pequeñas vidas individuales contarán poco, pero todas nuestras vidas reunidas, pesarán de tal modo en la historia que harán variar su curso. En eso debemos pensar continuamente para no perder de vista la importancia de nuestra misión”.

Se contrapuso con alma y vida, mediante diversos artículos, conferencias, o columnas radiales, a la promulgación de una reforma a la ley 11.357, de 1926, que pretendía quitarle los derechos civiles a las mujeres que ya tenían ganados. Todo lo que ansiaba Victoria era abrirle los ojos a una sociedad anestesiada. Algo que le costó, en el año 1953, ser presa política por casi un mes.

Las voces internacionales que ejercieron presión, como Aldous Haxley, Nehru, Mistral, entre otros, lograron su liberación.

También, como si fuera poco y para admirarla aún más, en el año 1962, creó la “Fundación Sur”.  Una vez más, con el objetivo de promover actividades educativas, culturales y artísticas.

En 1973, Victoria Ocampo donó su mansión a la UNESCO.

Quebrando límites, enfrentándose a una sociedad que le ha dado la espalda a su bandera por la igualdad, y desafiando sus propias sombras e inseguridades, superando todas y cada una de las batallas, Victoria es símbolo de lucha por el avance y empoderamiento de la mujer. Mostrándonos a las mujeres del siglo XXI, tan solo con su ejemplo, que para avanzar y concretar, sólo hay que soñar, accionar, y visionar en pos de un objetivo que nos abrace a todos por igual.

 

 

Sol Mazur para Faro Noticias, San Clemente del Tuyú, noviembre de 2021

 

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