Los diez delfines nariz de botella que permanecían en el ex Aquarium de Mar del Plata fueron trasladados a un acuario en Hurgada, Egipto, tras el cierre definitivo del complejo. El operativo fue coordinado por Servicios Logísticos Asociados (SLA), que por primera vez realizó un transporte de mamíferos marinos con una estructura diseñada especialmente para garantizar su bienestar.
El viaje comenzó durante la madrugada, cuando los animales —Zaiko, Lara, Olivia, Isis, Aramis, Callie, Moro, Ares, Juno y Mako— fueron transportados en camiones desde Mar del Plata hacia Ezeiza entre la 1:00 y las 6:30, con paradas programadas para revisiones permanentes. Desde allí, embarcaron en un vuelo directo de Qatar Airways, acondicionado para este tipo de carga y acompañados en todo momento por veterinarios y cuidadores.
Desde el ex Aquarium explicaron que los ejemplares nacidos en cautiverio no pueden ser reinsertados en el mar, ya que carecen de los instintos necesarios para sobrevivir por cuenta propia.
El traslado generó críticas del movimiento animalista Voicot, que rechazó que los delfines pasen “de un encierro a otro” y cuestionó a The Dolphin Company, propietaria del acuario. La organización denunció un “doble estándar”, asegurando que cuando se proponen envíos a santuarios surgen obstáculos, mientras que para traslados comerciales “todo se agiliza con facilidad”.
El caso volvió a abrir el debate sobre el futuro de los animales nacidos en cautiverio y las alternativas viables para su bienestar