miércoles 12 de noviembre de 2025 - Edición Nº2534

Locales | 10 nov 2025

FOLKLORE Y FESTEJO

El Día de la Tradición volvió a latir en la calle 1: folklore, caminata y celebración de la identidad

La movida cultural nació hace una década y este año reunió a instituciones, agrupaciones de danza y vecinos en una fiesta espontánea, con música, chocolate caliente y el orgullo de celebrar lo nuestro.


Hay festejos que nacen desde abajo, del gesto sencillo, del “¿y por qué no?”. Así comenzó hace unos diez años la costumbre de celebrar el Día de la Tradición en la calle 1 de San Clemente del Tuyú. Primero fue apenas una idea que según cuentan tuvo dos impulsores: Natalia Rivanachi Gandulfo y su familia, quien le planteo a sus hijos: "Bueno, si festejamos Halloween los comprometo a festejar el día de La Tradición"; y los dueños y empleados de Ruta Dulce, que, así como se animaron a instalar Halloween en la agenda local con la Ruta Dulce de los disfraces, decidieron también darle lugar al criollo que llevamos adentro: si había calabazas y caramelos, también tenía que haber mate, tortas fritas y folclore.

Este año, esa semilla volvió a brotar con más fuerza. El Centro de Jubilados de San Clemente, junto a agrupaciones de danza y vecinos autoconvocados, organizó una concentración en Plaza de las Banderas, donde comenzó el festejo con baile y música criolla. Guitarras, pañuelos, una zamba que se daba sola. Nadie necesitó escenario: el espacio público alcanzó.

 

Luego, la celebración se trasladó a la calle 1, donde las instituciones repartieron bizcochos, pastelitos y criollitos entre quienes pasaban, invitando a sumarse sin requisito previo más que el de tener ganas. La caminata fue encuentro, fue charla, fue reconocer al que pasa y saludarlo por su nombre. Fue un recordatorio de que la tradición también es eso: mirarnos.

El cierre fue en Ruta Dulce, donde esperaba una mesa con masas caseras, chocolate caliente y la calidez que ya es marca registrada. En la vereda hubo baile improvisado, risas, palmas y hasta algunos que se animaron a un chamamé sin coreografía, como corresponde a lo auténtico.

 

No hubo escenario gigante, ni sonido técnico profesional, ni organización formal estricta. Hubo algo más importante: comunidad. Hubo ganas de seguir defendiendo la identidad, en un país que muchas veces se debate entre modas importadas y el olvido de lo propio.

El Día de la Tradición mostró, una vez más, que las raíces no se declaman: se practican. Que la argentinidad no es postal ni museo: es abrazo, ronda, pan casero y baile compartido. Y que cuando alguien decide celebrar lo nuestro, la gente se suma, se reconoce y se encuentra.

San Clemente celebró, sí. Pero sobre todo recordó.

 

 

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