

Un hecho tan doloroso como evitable sacude a la comunidad de General Madariaga. El pasado 7 de junio, cerca de las 23:30, una mujer fue víctima de un violento ataque por parte de un perro de gran tamaño que ingresó a su vivienda, ubicada sobre la colectora de la Ruta Provincial 74 y calle 117. El animal irrumpió en el patio y atacó directamente a la mascota de la familia. En su intento por defender a su perro, la mujer fue mordida ferozmente en la mano derecha.
Las consecuencias fueron graves: fractura del pulgar, ruptura de tendones y una herida que, a pesar de la atención médica inicial en el hospital municipal, no logró sanar. Cuatro días después del ataque, el 11 de junio, debió ser sometida a una cirugía de urgencia en la que se tomó una dura decisión médica: amputar el dedo afectado.
La víctima permaneció internada hasta el 20 de junio y actualmente continúa con un proceso de recuperación física y emocional. A este dramático escenario se suma una denuncia preocupante: el dueño del perro, que ingresó a su propiedad sin control alguno, no se hizo cargo ni legal ni económicamente de lo sucedido.
La causa fue caratulada como “lesiones graves” y está siendo investigada por la Fiscalía N°8 de Dolores, a cargo del Dr. Walter Mércuri.
Este episodio reabre el debate sobre la tenencia responsable de mascotas y la necesidad de aplicar sanciones efectivas ante hechos de este tipo. Un perro suelto no solo representa un riesgo para otros animales, sino también para la integridad física de las personas. La indiferencia o negligencia de algunos propietarios puede derivar en consecuencias irreparables para sus vecinos.
En una comunidad donde el cuidado entre vecinos es vital, resulta inadmisible que una mujer pierda un dedo por defender a su mascota y quede desamparada frente a la falta de responsabilidad de terceros. La Justicia ahora tiene la palabra, pero también es momento de reforzar el compromiso ciudadano con la convivencia segura y respetuosa.