

La noche del martes fue testigo de la crecida del mar en San Clemente del Tuyú, que azotó con fuerza la costa y dejó consecuencias visibles en el Muelle de Pesca, símbolo histórico y punto de encuentro de la comunidad local.
Las imágenes hablan por sí solas: tablones arrancados, estructuras descalzadas y sectores del muelle completamente socavados. Parte del daño incluye la voladura de reflectores en la zona de las cañas, afectando tanto la seguridad como el uso habitual del espacio. La postal refleja la vulnerabilidad de nuestras estructuras costeras ante fenómenos naturales cada vez más frecuentes e intensos.
Rubén Chirizola, del Club de Pesca, comentó: “Así nos dejó el muelle la crecida de anoche. En el transcurso del día comenzamos a acomodar lo más pequeño y ya estamos buscando presupuesto para lo más grande”.
Este nuevo golpe del mar reabre el debate sobre la necesidad urgente de obras de infraestructura que refuercen nuestro frente marítimo. No se trata solo de reparar, sino de anticipar. Con el cambio climático como telón de fondo, estos eventos extremos ya no son esporádicos; se están volviendo parte de una nueva normalidad.
La comunidad espera ahora respuestas y acompañamiento institucional. Mientras tanto, el Club de Pesca —como tantas veces— pone el cuerpo y la voluntad para que el muelle vuelva a ser lo que siempre fue: un refugio para pescadores, familias y turistas. Pero no pueden solos.
La reconstrucción ya comenzó, pero será tarea de todos lograr que el muelle vuelva a levantarse.