

El reciente caso de un delfín Franciscana que murió en Mar del Tuyú, aparentemente en brazos de un turista, pone en evidencia un problema alarmante: nuestra desconexión con el medioambiente y la falta de preparación para manejar estas situaciones.
Lorena Cervetto, testigo del hecho, documentó cómo el animal, rodeado de curiosos, perdió la vida en la playa. Según especialistas, este delfín, una cría de la especie Pontoporia blainvillei, enfrenta múltiples amenazas, siendo la pesca incidental y la actividad humana las principales.
Manuel Jaramillo, de la Fundación Vida Silvestre, señaló que el manejo inadecuado de estos animales puede acelerar su muerte. “No se debe sacar del agua ni manipularlos sin conocimiento, ya que esto les causa un estrés adicional y puede provocar deshidratación rápida debido a sus características biológicas”, explicó.
Por otro lado, Joaquín Alonso, quien sostuvo al delfín en la foto viral, afirmó que el animal ya estaba muerto cuando lo sacó del agua, con la intención de evitar que fuera tomado por otras personas. Sin embargo, Jaramillo insistió en que el protocolo correcto es contactar a las autoridades y evitar cualquier contacto directo.
Este caso no solo refleja la vulnerabilidad de la Franciscana, una especie que habita exclusivamente en las costas de Argentina, Uruguay y Brasil, sino también nuestra falta de conciencia colectiva. Según la Fundación Vida Silvestre, encontrar un delfín varado —vivo o muerto— requiere medidas precisas: comunicar a las autoridades, evitar aglomeraciones y no tocar al animal.
Para reforzar este mensaje, las autoridades provinciales recuerdan que ante cualquier avistamiento de fauna marina en la costa bonaerense, se deben seguir estos pasos fundamentales:
NO te acerques ni los toques.
NO los alimentes.
Comunícate al 106 (Prefectura Naval) o con la autoridad más cercana.
Espera a que llegue personal idóneo para cuidar tanto al animal como tu seguridad.
La muerte de este delfín debería ser un llamado a la acción. Cada uno de nosotros tiene un papel en la preservación de la vida silvestre, desde informarnos sobre cómo proceder ante un varamiento hasta exigir políticas públicas que protejan a especies vulnerables como la Franciscana.
Es hora de transformar la indignación en aprendizaje y compromiso para evitar que historias como esta se repitan.