

El Segundo Encuentro Diocesano de Monaguillos se realizó con éxito en San Clemente del Tuyú, reuniendo a más de 100 niños de comunidades de Brandsen, Chascomús y del Partido de La Costa. La jornada fue un espacio de aprendizaje y fortalecimiento espiritual para los monaguillos y sus familias, quienes compartieron momentos de alegría, reflexión y oración en comunidad.
El Obispo Juan Ignacio Liebana destacó el sentido de esta reunión: “Esto es un encuentro de alegría; están todos los chicos con sus padres. Los monaguillos son aquellos que están al servicio del altar, así que es muy lindo que exista este movimiento donde los niños se acercan a Jesús y a las cosas de Dios. Es muy bueno poder acompañar este segundo encuentro, tan bien organizado por la parroquia local. Agradezco al Padre Julio y a la comunidad por preparar un lugar donde los chicos pudieran descansar y sentirse bien recibidos”, expresó el Obispo.
Por su parte, el Padre Julio Aguiar resaltó la importancia de la organización y la participación de la comunidad local: “Aproximadamente hay 100 chicos en el encuentro, provenientes de diversas comunidades. La organización fue un esfuerzo de toda la comunidad, lo cual es muy lindo, porque esto nos pone en movimiento y nos permite colaborar juntos”, comentó. Aguiar añadió: “Creo que lo más importante es darle a los chicos un espacio propio; aunque ya tienen un lugar en la misa, en el altar, este encuentro es para ellos, y los adultos trabajamos para ellos”.
Durante el evento, los niños fueron divididos en grupos según su edad para participar en actividades adaptadas, mientras que los adultos tuvieron su propio espacio de reflexión y profundización en el significado de la misa. La jornada incluyó un almuerzo comunitario, proyección de videos, espacios de reflexión y momentos de oración compartida.
El Segundo Encuentro Diocesano de Monaguillos fue una oportunidad para fortalecer el vínculo de los niños con su fe y con la comunidad que los rodea. En un ambiente de alegría y aprendizaje, los participantes pudieron experimentar la importancia de servir y celebrar en el altar, creando lazos espirituales que enriquecen tanto a los niños como a sus familias. La dedicación de toda la comunidad en la organización de este evento demuestra la importancia de generar espacios donde los jóvenes puedan expresar y nutrir su fe en un contexto de amor y apoyo.